De acuerdo a cifras de la ONU, se estima que en el año 2050 la población mundial alcance los 9.700 millones de personas, por lo que es un reto para la agricultura buscar soluciones que generen alimentos para esa cantidad de habitantes, y hoy, con especial énfasis, por medio de procesos agronómicos cada vez más sustentables.
En paralelo, las exigencias de la población por comer más sano, y la disminución de cantidad de terrenos, sumado a la necesidad de mantener precios accesibles para el bolsillo de la población, hacen que el tema de la eficiencia sea fundamental a la hora de producir en el campo. En ese contexto, la pregunta del cómo lograr producir más con la misma tierra, se responde con una sola palabra: Digitalización.
Así lo asegura Stanley Best , director nacional de Agricultura de Precisión del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, quien explica que, en estos momentos, está ocurriendo la cuarta revolución agrícola o Agricultura 4.0, que involucra el uso de Inteligencia Artificial para aterrizar datos que son información útil para usuarios en la toma de decisiones.
La primera revolución fue la agrícola, señala, la que tiene que ver con el inicio de la utilización de arado en los campos. Luego en la segunda se registró un “salto tecnológico” en términos de mecanización, con la llegada de tecnología como la aportada por los tractores. Por su parte, indica que la tercera fue la de la agricultura de precisión, “que significó un escalamiento de hardware y software pero sin incorporar mucha inteligencia a esto”. Esto, asegura, “no fue suficiente”, además que no se conocía con exactitud cuál era su utilidad.
Para el experto, gracias a la cuarta revolución han surgido diversas tecnologías de automatización y de evaluación, sin embargo, repara en que todavía hay un importante desafío en este ámbito, y tiene que ver con que que estas tecnologías “no conversan aún entre sí”. A modo de ejemplo, indica que “hoy en el campo no hay un dato claro que diga que una planta necesita riego, sino que hay más bien tecnologías perimetrales, que muestran una imagen satelital y un sensor, pero son cosas que están más bien separadas”. La buena noticia, afirma, “es que hoy se está generando la integración de estas tecnologías, y hay más interoperatividad, es decir, la imagen de satélite conversa con el sensor para decir, exactamente, cuánto hay que regar”, señala.
En esa línea, el especialista indica que digitalizar el campo consiste, sobre todo, en tener este tipo de opciones y llevar los datos de monitoreo y evaluación como registro, para que así las tecnologías interactúen con esta información y los productores puedan tener una visión “clara y oportuna” a la hora de tomar una decisión.
Sumado al tema de los datos como ámbito intrínseco de la digitalización, Best añade que la segunda parte importante del proceso tiene que ver con la automatización de los procesos. Según explica, “cuando ya tengo los sistemas productivos con ‘cerebro’ y conectados entre sí, ahí los puedo automatizar, y aquí entra todo lo que es la robótica y la inteligencia artificial, donde puedo usar máquinas para que hagan las cosas”.
Más eficiencia con la misma tierra
De acuerdo al especialista, uno de los grandes desafíos de la agricultura tiene que ver con alimentar cada año a más población y de manera más sana. A partir de lo anterior, afirma que la cantidad de terrenos para producir ha disminuido, esto en orden del constante crecimiento de zonas urbanas. Además de este aspecto social, advierte que está el modelo económico de consumo que existe en el mundo, donde los alimentos básicos deben conservar un cierto precio para ser accesibles.
Bajo ese contexto, y para mantener el incentivo de los productores, y no subir los costos para el bolsillo de las familias, la respuesta, sin duda, tendría que ver con generar más comida por el mismo costo, es decir, “que los productores sean más eficientes y produzcan más con la misma tierra”, subraya, asegurando que “esto con la digitalización se puede lograr”.
En esa línea, explica que la robótica y la tecnología de la Agricultura 4.0 permiten que la cadena de producción sea más eficiente. Lo anterior se traduce en la utilización de mapeos satelitales, drones o tecnologías de riego inteligente, o también en sistemas de gestión agrícola, aplicaciones agrícolas y plataformas en línea para apoyar a los agricultores. Eso sí, destaca Best, aún falta que todas estas herramientas se coordinen para poder tener un contexto general del sistema productivo.
Finalmente, destaca que también se debe capacitar el recurso humano, entregando herramientas a aquellos que van a hacer ese cambio hacia lo digital: “No solo se trata de crecer como empresa, sino también de entregar una educación a los profesionales asociada al cambio, porque sin esto la cosa no anda”, concluye.
“Un paso adelante”
Algunos en Chile ya han comenzado a intentar conectar los sistemas tecnológicos disponibles, como el caso de Instacrops, plataforma fundada por Mario Bustamante - ingeniero eléctrico de la UCV- que entrega soluciones y servicios para que las empresas aumenten su producción y mejoren la calidad de sus alimentos con los recursos precisos. Asimismo, integra distintas fuentes de información utilizando técnicas de inteligencia artificial y visión computacional para recomendar cómo manejar tus cultivos de la mejor manera.